La menopausia es un proceso fisiológico
La menopausia es un proceso fisiológico normal en la vida de la mujer que implica la desaparición definitiva de la menstruación durante al menos 12 meses consecutivos sin una causa médica o enfermedad que la provoque.
Suele producirse en torno a los 45-50 años de edad, aunque los antecedentes familiares y hereditarios son factores que influyen en el inicio de una etapa de la vida que también se conoce como “climaterio”.
Se debe diferenciar también la menopausia de otras condiciones médicas excepcionales que podrían justificar la pérdida de la menstruación (habitualmente antes de los 45 años) y que precisan un estudio detallado; algunas de estas condiciones son el embarazo, la hiperprolactinemia o el hipertiroidismo.
El climaterio se produce en 3 fases
La menopausia es un proceso continuo que consiste en una paulatina disminución completa o casi completa de la función ovárica completa. Esto se traduce a nivel analítico en una disminución de los niveles de estrógenos, que se acompaña de un aumento de la hormona FSH (hormona estimulante de folículos).
Esta transición, conocida como “climaterio'', se da en tres fases: premenopausia, menopausia y postmenopausia.
Premenopausia
Supone la transición del periodo reproductivo al no reproductivo en la vida de la mujer y se inicia entre unos 2 y 8 años antes del cese definitivo de las menstruaciones.
Este periodo se caracteriza por menstruaciones más irregulares y ciclos que pueden reducirse a 25, 23 o incluso 21 días, siendo las reglas más largas y abundantes.
Menopausia
Hablamos de menopausia cuando desaparece la menstruación durante 12 meses consecutivos de forma definitiva y sin una enfermedad que la provoque.
En España, suele producirse en torno a los 50 años de edad. Puede acompañarse de sintomatología más o menos florida: cansancio, sofocos, cambios de humor y disminución de la líbido.
Postmenopausia
Es la fase posterior a la menopausia, en la que los síntomas más agudos se suavizan en la mayoría de los casos. No obstante, el menor nivel de estrógenos incrementa el riesgo de sufrir distintas enfermedades como dolencias cardiovasculares y osteoporosis.
La mayor parte de las mujeres experimentan síntomas
Se estima que hasta el 75-80% de las mujeres en torno a los 45-50 años de edad presentan uno o más de los síntomas asociados a los cambios hormonales de esta etapa.
La mayoría de ellos son temporales, como es el caso de los sofocos o la sudoración nocturna (que es el síntoma más frecuente y aparece fundamentalmente en la etapa tardía de la menopausia y posmenopausia). Aunque estos síntomas no suponen una amenaza para la salud, pueden resultar muy molestos y en algunos casos afectar enormemente a la calidad de vida de la mujer limitando su actividad diaria normal. A pesar de ello, sólo el 20-30% requiere atención médica y tratamiento.
Cada momento de la menopausia tiene unos síntomas típicos:
Corto plazo
A corto plazo es cuando más cambios emocionales se producen; las mujeres en esta etapa describen con más frecuencia momentos de nerviosismo, ansiedad e incluso se diagnostican más casos de depresión; las alteraciones del sueño con insomnio y sudoración nocturna se producen en estos momentos; pueden aparecer sofocos, palpitaciones y aumento de peso.
Medio plazo
A medio plazo se inician los cambios que afectan a la musculatura, la piel y el aparato genitourinario (sequedad vaginal, atrofia genitourinaria, atrofia de la piel y la musculatura esquelética); se producen cambios de artrosis en las articulaciones y son más frecuentes las migrañas.
Largo plazo
La deficiencia crónica de estrógenos es la responsable de los cambios que se producen a largo plazo en el organismo como la disminución de la densidad ósea y osteoporosis. También se produce un aumento del riesgo cardiovascular, cambios degenerativos en las articulaciones, artrosis y modificaciones en la composición corporal con aumento de peso, pérdida de masa magra y aumento de masa grasa de predominio central. Menos frecuentemente puede aparecer una pérdida de equilibrio.
Los sofocos son el principal motivo de consulta
Los sofocos son la manifestación clínica más característica de la menopausia y suponen el principal motivo de consulta médica de la mujer durante esta etapa.
Se producen de forma secundaria a una alteración de la regulación del flujo sanguíneo en la piel de la mitad superior del cuerpo. Aparecen como explosiones bruscas de calor por la cara, cuello y tórax, seguidas de sudores, disminuyendo posteriormente la temperatura corporal y acelerándose de manera transitoria la frecuencia cardiaca. A veces se acompañan de escalofríos y sensación de ansiedad. Son más frecuentes por la noche, de forma que interrumpen el sueño, y pueden durar de 30 segundos a 2-4 minutos.
Comienzan en la premenopausia (40%) aunque son más evidentes según nos adentramos en la menopausia (60%) o posmenopausia (80%). Desaparecen de forma gradual con los años y suelen tener una duración de entre 5 meses y 6 años aunque excepcionalmente pueden durar hasta 20 años.
A pesar de no ser peligrosos, afectan profundamente a la calidad de vida.
¿Existe algún tratamiento para los síntomas de la menopausia?
Existen diversos tratamientos dirigidos a mejorar la calidad de vida de la mujer en esta etapa. El más común es la terapia hormonal sustitutiva, que consiste en la administración farmacológica de hormonas que intentan suplir la pérdida de estrógenos durante la menopausia.
Otra opción también farmacológica son los SERM (moduladores selectivos de estrógenos) unas sustancias que, sin ser hormonas ni derivados hormonales, actúan de forma similar a los estrógenos, pero únicamente en ciertos órganos.
Aunque en líneas generales estos tratamientos son seguros, no están exentos de efectos secundarios, por lo que requieren de una correcta prescripción por un profesional especializado.
Autora: Nuria Valdeolivas . Doctora de Melio, especialista en medicina interna.