¿Qué es la vitamina D y de dónde procede?
La vitamina D es un precursor hormonal que interviene en la regulación del metabolismo del calcio y del fósforo. Además, entre otros procesos fisiológicos, ejerce un importante papel en la regulación del sistema inmunológico, el sistema cardiovascular y el crecimiento celular de una forma tan compleja que algunos expertos hablan del “sistema endocrino de la vitamina D”.
La vitamina D de nuestro organismo puede tener tres orígenes:
A través del sol (sintetizada en la piel bajo la influencia de la luz solar). Es la fuente principal
A través de la dieta
A través de suplementos farmacológicos (preparados comerciales)
El 7-dehidrocolesterol es un precursor cutáneo de la vitamina D que bajo exposición a los rayos ultravioleta del sol (UV-B) sufre una transformación a la pre-vitamina D. Para regular la cantidad de vitamina D producida este producto puede convertirse en vitamina D o en dos productos no funcionantes (el luminosterol y el taquisterol). El grado de pigmentación de la piel hace que haya mayor o menor conversión a vitamina D activa.
La vitamina D se almacena como precursor inactivo (como si fuera un depósito) en grasa, hígado y músculo. Posteriormente se transforma en el hígado en la 25-hidroxivitamina D (también llamada calcidiol o calcifediol). Este precursor hormonal tiene una vida media de aproximadamente 2 ó 3 semanas y los niveles sanguíneos de esta molécula son un buen reflejo de la cantidad de vitamina D que entra en la circulación y es lo que medimos en la analítica sanguínea. Posteriormente va a sufrir una segunda reacción química , esta vez en riñón, formando la vitamina D activa (la 1,25- dihidroxivitamina D o calcitriol), que es la que realmente ejerce el efecto endocrino y cuya vida media es de 6 - 8 horas.
La fuente complementaria para la incorporación de vitamina D al organismo es la dieta. Por sí sola suele ser insuficiente para cubrir la totalidad de las necesidades diarias de esta vitamina.

¿Por qué es cada vez mayor la prevalencia de su déficit?
El déficit de vitamina D es bien conocido desde hace tiempo. En el año 2018, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, informaba que en España presentan concentraciones bajas de esta vitamina más del 80% de los individuos mayores de 65 años y un 40% de la población menor de 65 años; incluso en personas sanas.
En España, a pesar de contar con muchas horas de sol al día, existe una gran prevalencia de este déficit explicado por la latitud en la que nos encontramos (por encima del paralelo 35ºN) y por el escaso aporte dietético. En invierno y primavera, la posibilidad de sintetizar vitamina D es baja; y por las altas temperaturas en verano buena parte de la población no sale a la calle en las horas centrales del día o lo hace protegido (con fotoprotector solar o en sombra).
Además, el reciente confinamiento de la población en muchos países por la COVID-19 ha aumentado de forma muy importante su déficit, ya que muchos hogares no disponen de un lugar con exposición solar directa.
¿Cuáles son las funciones de la vitamina D?
La vitamina D es una vitamina esencial para nuestro organismo, cuya función principal es el control de los niveles de calcio y fósforo en el cuerpo, que están íntimamente ligados con la salud ósea y otros procesos metabólicos. Las manifestaciones de su déficit dependen de la severidad y de la duración del mismo. La deficiencia de esta vitamina provoca una disminución en la concentración sanguínea de calcio y fósforo, al regular la absorción intestinal de ambos. De forma crónica su déficit produce raquitismo en los niños (deformidades óseas y articulares) y osteomalacia en los adultos (debilitamiento óseo que aumenta el riesgo de fracturas), por deterioro en la mineralización ósea. Estas formas severas de déficit de vitamina D son raras de encontrar en países desarrollados, sin embargo, sí es frecuente encontrar niveles por debajo de los indicados de esta vitamina que se asocian con osteoporosis, aumento del riesgo de caídas y fracturas.
Cada vez son más los estudios que resaltan la importancia de la vitamina D en el correcto funcionamiento del sistema inmune y su papel en la respuesta inflamatoria. En concreto, la vitamina D puede inhibir la entrada y multiplicación de virus en las células al estimular la liberación de unas proteínas protectoras llamadas “defensinas” y “catelicidinas”; ayuda a mantener la integridad de las membranas (tanto del tracto digestivo como respiratorio); promueve la autofagia, un mecanismo por el que las células reciclan y renuevan su propio contenido y que es esencial para combatir las infecciones víricas; y actuando a través de las células T reguladoras, puede ayudar a prevenir una complicación de la infección por COVID-19 denominada Síndrome Respiratorio Agudo secundaria a la liberación descontrolada de compuestos pro-inflamatorios por nuestro sistema inmune, que acaba dañando nuestras propias células, en un proceso conocido como “tormenta de citoquinas”.
¿Qué es déficit? ¿Me puedo intoxicar si tomo suplementos?
No existe consenso entre los distintos organismos acerca de los valores de déficit y suficiencia. La mayoría de organizaciones definen:

La toxicidad aparece casi exclusivamente en sobre dosificación de dosis farmacológicas de vitamina D o algunas enfermedades. Puede provocar hipercalcemia (exceso de calcio en la sangre) y calcificaciones en las partes blandas
¿Dónde puedo encontrar en mi dieta la vitamina D?
Nuestro organismo necesita entre 600 y 800 unidades internacionales (UI) diarias (15 - 20 mcg), cuya principal fuente es el sol. Las personas mayores y con menor exposición solar deberían ingerir cantidades mayores (> 800 - 1000 unidades o >20-25 mcg diarios).
Según un estudio realizado por un Grupo de Investigación en Radiación Solar de la Universidad Politécnica de Valencia, para obtener la dosis diaria recomendada de vitamina D, necesitamos exponer un 20% de nuestro cuerpo (manos, cara y brazos) a la luz solar de medio día sin protección solar 10 minutos en primavera y verano, 30 minutos en Otoño y 120 minutos en invierno, aproximadamente.
Además, podemos complementar nuestro aporte de vitamina D incluyendo de forma regular en nuestra dieta alimentos ricos en esta vitamina. Son buenas fuentes dietéticas de vitamina D: los pescados azules como el salmón (ahumado o fresco), bonito en aceite, caballa (fresca), anchoas en aceite, sardina (fresca), boquerón, pez espada, atún; aceite de hígado de bacalao, productos lácteos o cereales enriquecidos, algunos hongos o hígado de ternera entre otros.

¿Cómo puedo saber mis niveles de vitamina D?
Se pueden conocer los niveles de vitamina D mediante una simple analítica sanguínea. Especialmente durante el invierno, es importante estudiar tus niveles de vitamina D por muchas razones:
El déficit de vitamina D es muy frecuente en España y puede alcanzar hasta un 80% de las personas > 65 años y en un 40% de la población < 65 años.
El invierno es la época de menor exposición solar
Unos niveles adecuados de vitamina D nos ayudan a protegernos de las infecciones respiratorias más comunes como la gripe y fortalece nuestro sistema inmune
En la infección por COVID-19, el déficit de vitamina D se ha relacionado con infecciones más graves.
Por todo esto, Melio te ofrece medir tus niveles de Vitamina D junto con tu test de anticuerpos IgG & IgM para COVID-19 (serología) en una única prueba. Junto con el resultado de la prueba de Melio también recibirás un informe personalizado de nuestros médicos con consejos sobre cómo aumentar tu estado de vitamina D a niveles saludables.
Bibliografía
Metabolismo, funciones, toxicidad y estados deficitarios de la vitamina D. Generación Elsevier. 18/10/2017.
Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición
Giustina A, Adler RA, Binkley N, et al. Vitamin D deficiency in adults: Definition, clinical manifestations, and treatment. J Clin Endocrinol Metab. 2019;104(2):234.
Recomendaciones dietético nutricionales. Edición: Atención Al Paciente del Servicio Madrileño de Salud. Archivo electrónico. Febrero 2015. Comunidad de Madrid.
Williams. Tratado de Endocrinología. 13ª edición. 2017.