Imagina que te has hecho una analítica o tu médico ha solicitado una prueba de PSA como cribado (screening) de cáncer de próstata. Conoces los fundamentos del PSA (nuestro artículo PSA en detalle: ¡todo lo que necesitas saber para prevenir el cáncer de próstata!, te proporcionará todos los detalles que debes conocer), pero no te queda claro porqué podría ser necesario realizar pruebas adicionales para “confirmar” el resultado de la analítica.
Es por ello que, desde Melio, queremos dedicar un minuto a explicar dos conceptos indispensables del mundo de la epidemiología (el estudio estadístico de las enfermedades), poniendo como ejemplo el test de PSA:
Sensibilidad de una prueba diagnóstica: es la probabilidad de que un paciente enfermo obtenga un resultado positivo. La sensibilidad es la capacidad del test para detectar la enfermedad.
Especificidad de una prueba diagnóstica: es la probabilidad de que un sujeto sano obtenga un resultado negativo. Así pues, la especificidad es la capacidad para clasificar correctamente a las personas sanas.
De esta manera, cuando se estudian nuevos biomarcadores clínicos como el PSA, su “sensibilidad” y “especificidad” se comparan con el gold estándar, la prueba más sensible y específica de la que se dispone en ese momento: en el cáncer de próstata, el análisis histológico de tejido obtenido a partir de biopsia.
Una prueba puede ser muy sensible (detecta la enfermedad en la mayoría de las personas, tanto sanas como enfermas) pero poco específica (incluso las personas sanas son detectadas como enfermas): este es el caso de la prueba de PSA.
Es posible aumentar la especificidad (clasificar como sanas a las personas sanas) complementando una prueba muy sensible con otras pruebas más específicas. En el caso de PSA, pueden ofrecerse biomarcadores más avanzados (como el PSA libre) o pasar directamente a biopsia como técnica diagnóstica.
Estos conceptos no solamente son válidos para el PSA, sino que debes considerarlos también para cualquier otro biomarcador de cáncer u otras enfermedades (por ejemplo, CA-125 en el cáncer de ovario, CA19.9 en el cáncer de páncreas o CEA en el cáncer colorrectal).