¿Afecta el verano a tu sistema inmune?
Sistema inmune

¿Afecta el verano a tu sistema inmune?

¿Afecta el verano a tu sistema inmune?

Julio 5, 2021

La prevalencia de las enfermedades infecciosas tiene variaciones estacionales: la mayoría de los virus respiratorios provocan infecciones en la época de invierno mientras que otros, como la polio, afecta principalmente en verano. El cambio de hábitos típico de las estaciones podría explicar algunas de estas variaciones. Sin embargo, estas variaciones también se observan en animales que no comparten los comportamientos humanos de la época invernal, como el aumento del tiempo en interiores, el hacinamiento o los periodos escolares, lo que lleva a pensar que puede haber otros factores implicados.

Las infecciones respiratorias disminuyen en verano

Uno de los factores que se utilizan para explicar este fenómeno es que los virus respiratorios como el COVID-19, la gripe o los virus del resfriado sobreviven mejor en ambientes fríos y húmedos, ya que su estructura es más inestable en temperaturas altas y el aire seco (1). Sin embargo, muchas enfermedades son también estacionales en las regiones tropicales, donde la temperatura y la humedad son constantes.

Otra explicación para este fenómeno está en nuestro sistema inmunológico, ya que la composición y la función de este varía con los cambios estacionales a lo largo del año (2).

"No se conoce del todo cómo responde nuestro sistema inmune a los cambios estacionales de nuestro entorno. Este sigue siendo un importante campo de investigación, dada la importancia de nuestro sistema inmune para nuestra salud y el futuro reto de cómo mantenernos sanos en un clima cambiante."

Dice el Doctor Tom Hayday, Chief Research Officer en Melio. El frío parece tener un impacto en nuestro sistema inmune y en su capacidad para combatir las infecciones, tanto en las respuestas celulares como en las humorales (mediadas por anticuerpos) y, tras varios días de exposición al frío, también se observa una mayor producción de citoquinas proinflamatorias, pequeñas proteínas que facilitan la comunicación intercelular y activan la respuesta inflamatoria (3). Además, el aire frío disminuye la movilidad de los cilios respiratorios, que son estructuras en forma de pequeños pelos presentes en gran parte de nuestro tracto respiratorio y que se encargan de arrastrar continuamente la mucosidad junto con el polvo y los patógenos hacia la nariz, expulsándolos fuera del cuerpo o hacia nuestro tracto digestivo.

Las olas de calor también pueden afectar a la respuesta adaptativa del sistema inmunitario.

Los estudios realizados en animales han demostrado que el estrés térmico por calor puede repercutir en la capacidad del sistema inmunitario para combatir las infecciones y generar una respuesta eficaz a la vacunación (4,5,6). Las vacunas se han convertido en un arma esencial en nuestra sociedad para combatir muchas enfermedades, incluidas las que tienen potencial pandémico, como el COVID-19, por lo que si estos resultados se extrapolan a personas, podría indicar que es necesario evitar la exposición a altas temperaturas durante largos periodos de tiempo, en especial, después de la vacunación.

Cabe destacar que estos estudios se han realizado en condiciones de estrés por calor, que es una situación en la que el cuerpo no es capaz de deshacerse del exceso de calor, aumentando la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca, y que puede ocurrir después de una exposición prolongada a un calor intenso, como durante una ola de calor.

El calor y el sueño

En algunas ciudades las noches de verano son muy calurosas, lo que dificulta una buena noche de sueño. Una función inmunitaria óptima requiere un sueño adecuado. Los estudios demuestran que las personas que no tienen un sueño de calidad o que no duermen lo suficiente son más propensas a enfermar tras exponerse a un virus, como el del resfriado común (7).

No se han dilucidado todos los mecanismos bioquímicos y fisiológicos por los que la privación del sueño afecta a la función inmunitaria. Algunos están relacionados con cambios en la producción de citoquinas (moléculas de señalización inmunitaria) y con cambios en las hormonas del ritmo circadiano (8). Tanto las citocinas como las hormonas (cortisol, hormona del crecimiento etc.) afectan a la interacción entre las células presentadoras de antígenos y las células T helper, un proceso necesario para la formación de la memoria inmunológica.

Un estudio reciente descubrió que la privación del sueño puede afectar a la adhesión de las células T a las células infectadas por virus o a las células cancerosas, debido a un aumento de la adrenalina y la noradrenalina (9). Además, una modesta pérdida de sueño se asocia a un aumento de la secreción de las citoquinas proinflamatorias IL-6 y TNF-⍺ (10).

Dormir bien debe ser una prioridad en nuestras vidas, porque no solo afecta a la función inmunitaria sino a muchos otros aspectos de nuestra salud, como la mental, la cardiovascular y la metabólica. De hecho, un análisis de los datos de tres estudios distintos sugiere que dormir cinco o menos horas por noche puede aumentar el riesgo de mortalidad hasta en un 15% (11).

Protectores solares y vitamina D

La función principal de la vitamina D es regular la cantidad de calcio y fósforo necesarios para mantener los huesos, dientes y músculos sanos. Pero la vitamina D también es importante para nuestra función inmunitaria y unos niveles bajos de vitamina D pueden aumentar el riesgo de infección de enfermedades respiratorias (incluida la COVID-19) y autoinmunes.

Nuestro cuerpo produce vitamina D cuando nuestra piel se expone a la luz solar, pero debido al estilo de vida moderno (pasar demasiado tiempo en interiores y cubrir nuestra piel), la deficiencia de vitamina D es muy común incluso en países soleados como España. Según la Sociedad Española de Endocrinología este déficit afecta al 40% de las personas menores de 65 años. Teniendo esto en cuenta, muchas personas se preguntarán si los protectores solares pueden bloquear la síntesis de la vitamina D. Lo cierto es que los protectores solares con factores de protección solar muy altos sí pueden bloquear la síntesis de vitamina D, sin embargo algunos estudios epidemiológicos han observado que el uso de protectores solares no disminuye los valores de vitamina D en sangre (12, 13). Esto se atribuyó, en parte, a la falta de cobertura total de la piel en todo momento.

Por lo tanto, en la práctica, a menos que te pongas protección solar constantemente y lleves religiosamente sombreros y ropa con protección SPF, no deberías preocuparse por la deficiencia de vitamina D en verano. No debes poner en peligro tu piel para obtener la dosis óptima de vitamina D. Se desconoce el tiempo exacto de exposición al sol necesario para satisfacer las necesidades diarias, ya que depende de muchos factores, como el tipo de piel, la hora del día, la estación del año y la latitud en la que se encuentre. En general, se considera suficiente exponer nuestras manos, antebrazos y piernas sin protección durante 5-10 minutos al mediodía o 30 minutos por la mañana o por la noche.

El estudio del sistema inmunitario

“El sistema inmune es una red increíblemente compleja de distintos tipos de células especializadas que trabajan juntas para combatir infecciones. Comprender el funcionamiento de estas células ha aportado una gran cantidad de información sobre el sistema inmunitario en relación con las enfermedades, pero esto requiere técnicas de investigación muy especializadas.”

Dice el Dr. Adam Laing, Chief Scientific Officer de Melio. También habla de como, en el futuro, deberíamos ser capaces de obtener información muy personalizada y detallada sobre nuestro sistema inmunitario:

“A medida que mejore la tecnología necesaria para medir la complejidad del sistema inmune, podremos empezar a pensar en la salud inmunitaria a nivel individual: cómo el sistema inmunitario de un individuo está moldeado por su entorno y cómo esto podría afectar a su capacidad de funcionar correctamente".

Referencias

  1. Salamanca-Fernández, E., Rodríguez, M., Sánchez, M.J. (2021). Influencia de la temperatura ambiental y la contaminación en la transmisión del SARS-COV-2. Rev Esp Salud Pública. 2021; Vol. 95: 20 de enero e1-8.

  2. Wyse, C., O’Malley, G., Coogan, A. N., McConkey, S. & Smith, D. J. Seasonal and daytime variation in multiple immune parameters in humans: Evidence from 329,261 participants of the UK Biobank cohort. iScience 24, 102255 (2021).

  3. Brenner, I. K. et al. Immune changes in humans during cold exposure: effects of prior heating and exercise. Journal of Applied Physiology 87, 699–710 (1999).

  4. Moriyama M and T Ichinohe. High ambient temperature dampens adaptive immune responses to influenza A virus infection. PNAS, 2019 DOI: 10.1073/pnas.1815029116

  5. Hirakawa, R. et al. Heat Stress Causes Immune Abnormalities via Massive Damage to Effect Proliferation and Differentiation of Lymphocytes in Broiler Chickens. Frontiers in Veterinary Science 7, (2020).

  6. Yi Jin, Yanxin Hu, Deping Han, Ming Wang, "Chronic Heat Stress Weakened the Innate Immunity and Increased the Virulence of Highly Pathogenic Avian Influenza Virus H5N1 in Mice", BioMed Research International, vol. 2011, Article ID 367846, 10 pages, 2011. https://doi.org/10.1155/2011/367846

  7. Cohen, S., Doyle, W. J., Alper, C. M., Janicki-Deverts, D. & Turner, R. B. Sleep Habits and Susceptibility to the Common Cold. Archives of Internal Medicine 169, 62 (2009).

  8. Besedovsky, L., Lange, T. & Born, J. Sleep and immune function. Pflügers Archiv - European Journal of Physiology 463, 121–137 (2011).

  9. Dimitrov, S. et al. Gαs-coupled receptor signaling and sleep regulate integrin activation of human antigen-specific T cells. Journal of Experimental Medicine 216, 517–526 (2019).

  10. Vgontzas, A. N. et al. Adverse Effects of Modest Sleep Restriction on Sleepiness, Performance, and Inflammatory Cytokines. The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism 89, 2119–2126 (2004).

  11. Sleep Disorders and Sleep Deprivation. (National Academies Press, 2006). doi:10.17226/11617. ‌

  12. Neale, R. E. et al. The effect of sunscreen on vitamin D: a review. British Journal of Dermatology 181, 907–915 (2019). ‌

  13. Marks R;Foley PA;Jolley D;Knight KR;Harrison J;Thompson SC. The effect of regular sunscreen use on vitamin D levels in an Australian population. Results of a randomized controlled trial. Archives of dermatology 131, (2017).

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